Las pinturas de la casa de la fortuna
Uno de los aspectos que más llama
la atención de cualquier casa romana es sin duda la decoración de sus paredes y
techos, sus pinturas, mosaicos, esculturas, etc., que suponen un elemento de
gran importancia a la hora de identificar las estancias más nobles de la casa o
la cronología de un espacio determinado y que son además reclamo para turistas
e interesados en el mundo romano. La Casa de la Fortuna constituye también un
ejemplo para el conocimiento de este aspecto, destacando el famoso cisne que ha
sido empleado como emblema en la musealización del yacimiento y también en este blog.
Fue durante las intervenciones
llevadas a cabo en 1999 cuando se sacó a la luz la mayor parte de los restos pictóricos,
de gran riqueza, que cubrían las estancias de la domus, siendo especialmente
importantes los encontrados en el pasillo y en el tablinum, que se han podido
restituir en parte debido a que algunos fragmentos han facilitado la
interpretación de lo que sería la decoración original.
A partir de estos hallazgos, la
profesora Alicia Fernández realizó una restitución de lo que sería el aspecto
de las salas decoradas, determinando que el pasillo estaría decorado mediante
una franja blanca moteada a modo de rodapié, el zócalo en color ocre
compartimentado mediante bandas negras que formarían rectángulos, la parte
superior a este formada por un moteado de manchas rojas y a continuación una
zona compuesta por paneles blancos encuadrados por bandas rojas.
Fragmento de la restitución hipotética del Tablinum |
Un esquema similar mostraría el
tablinum, con una zona inferior compuesta
por paneles negros en forma de rectángulos separados por bandas
amarillas, una zona intermedia formada por paneles rojos separados por interpaneles
negros, en los que se encontraría la decoración figurada, rematado mediante
cornisas en estuco y una zona superior blanca, mismo color que tendría el
techo.
Esta decoración figurada estaría
formada por gran variedad de candelabros, encontrando unos vegetales que surgen
de una vasija, unos candelabros en forma de 8 y finalmente unos metálicos con
brazos semejantes a cornucopias sobre las que reposarían unos elementos
definidos como sombrillas en color azul. En este último tipo aparecerían también representadas distintas aves, un elemento
decorativo constante en el mundo romane, entre las que estaría el cisne que ya
hemos nombrado, con las alas abiertas y de frente, y también dos sátiros
suspendidos en el aire.
El cisne, representado entre dos
cuernos enfrentados, sería también una representación recurrente en el mundo
romano a partir de su aparición entre la vegetación del Ara Pacis.
No sería la única decoración
existente, ya que también se ha podido documentar para el caso del triclinium
la existencia de zócalos con imitación pictórica de mármol, un recurso muy
utilizado en época romana, seguido de elementos de naturaleza muerta en la
parte central y decoración en el techo mediante guirnaldas y plumas de pavo
real, muy comunes en este tipo de salas. Estas guirnaldas llevarían
posiblemente en su interior distintas retratos, como un retrato masculino que
se ha conservado, un tipo de decoración bastante raro en el mundo romano y del
que existen ejemplos en Pompeya.
Toda esta decoración no sería más
que una pequeña parte del conjunto que adornaría la domus y que supone una
muestra de la riqueza ornamental del mundo romano.
Para más información podéis
consultar: RUÍZ VALDERAS, E. (coord.), La casa
romana en Carthago Nova. Murcia,
2001.
(Las imágenes han sido extraídas del
citado libro)
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