Siguiendo con el modelo de entradas en colaboración, hoy
traemos una pequeña comparativa entre la vivienda romana y la vivienda púnica
con ayuda de nuestro compañero Benjamín Cutillas que trabajo el blog sobre la
Muralla Púnica de Cartagena.
Como hemos podido ver, la casa
romana, y en concreto las casas romanas de Carthago Nova, se caracterizan por
disponer todas sus salas en torno a un atrio o un peristilo que conecta todas
las habitaciones de la vivienda, que como sucede en la Casa de la Fortuna puede
no estar a cielo abierto ni poseer un compluvium o un impluvium o como en el
caso de la Domus de Salvius si contar con ello.
No obstante en lo referente a la
arquitectura doméstica púnica nos enfrentamos a un aspecto poco conocido en la
Península Ibérica. Los vestigios de viviendas púnicas en Carthago Nova constituyen
uno de los mejores ejemplos, pudiéndose
apreciar muy bien el nivel de destrucción que corresponde probablemente a la
conquista de Escipión y la toma de la ciudad por Roma.
Casas del Barrio de Aníbal, Cartago.
Foto: C. Wagner
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A diferencia de la vivienda romana, que
como vimos ha de edificarse siguiendo unos parámetros espaciales
precisos, los espacios de habitación de carácter doméstico de la ciudad de
Cartagena se encuentran aterrazados y se adecuan a la difícil topografía de la
ciudad con los distintos montes. Los mejores espacios conocidos son los
emplazados en la ladera meridional del Monte Sacro, donde encontramos viviendas
de época bárquida definidas por seguir patrones púnicos norteafricanos y que
encontramos en algunas colonias púnicas de los siglos IV y III a.C.
Estas se caracterizan por estar realizadas con adobe o mampostería,
contar con dos plantas y cubiertas por terrazas planas revestidas por mortero
hidráulico, patrones que se heredan del mundo fenicio. A las viviendas se
podría acceder por los dos niveles, bien
por la calle inferior a la planta baja, o la superior por la primera planta,
siguiendo el modelo de calles aterrazadas.
Ensamblaje de los
elementos de un tejado
según Daremberg-Saglio.
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Es aquí donde encontramos la mayor diferencia con respeto a la vivienda
de tipo romano, cuya cubierta no se plantea en forma de terrazas sino que se
dispone en vertientes de ligera inclinación a dos o cuatro aguas, estando
recubiertas tégulas e ímbrices, las tejas que se empleaban para la conducción
del agua de lluvia al exterior o a un compluvium.
Junto a estos aspectos, podemos señalar uno más que los últimos trabajos
del año 2014 en la plaza de la Merced de Cartagena sacaron a la luz: los restos
de una nueva vivienda de la época cartaginesa caracterizada por un gran espacio
de almacenamiento destruido, un tipo de espacio que tampoco se aprecia en
viviendas como la Casa de la Fortuna.
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