23/1/15

Nosotros también difundimos: el oficio de historiador


El estudio científico del pasado a través de sus vestigios materiales y los restos documentales constituye para el historiador el grueso de su trabajo, sin embargo no podemos olvidar que toda esta investigación no tiene más que un gran fin: conocer y entender nuestro pasado y darlo a conocer a la sociedad, hacerla partícipe de algo que también es suyo. A menudo dejamos este aspecto desatendido y nuestra búsqueda de conocimiento y estudio razonado nos lleva a desconectar de quien realmente es el protagonista de la historia y a quien en definitiva esta acaba volviendo: el ser humano.

Con estas palabras no queremos más que indicar que somos conscientes de ello y que con este blog hemos intentado acercar un poco más la Historia a vosotros y que conozcáis la belleza que hay tras el complejo lenguaje del que el historiador peca en ocasiones. Por ello una vez más somos nosotros quienes hemos decidido coger las riendas, esta vez cámara en mano, y enseñaros de primera mano la riqueza de nuestro patrimonio. Aquí tenéis una muestra de lo que Cartagena tiene que ofreceros de la mano de Benjamín Cutillas (Muralla Púnica), María del Mar Ortega (Refugios de la guerra Civil) y un servidor con la Casa de la Fortuna, que nos es más que una pequeñísima parte de la Historia que hay ahí fuera.


PD.: También os dejamos en la sección Videoteca una pequeña sorpresa.


22/1/15

De Cartago a Roma: modelos de vivienda en Carthago Nova


Siguiendo con el  modelo de entradas en colaboración, hoy traemos una pequeña comparativa entre la vivienda romana y la vivienda púnica con ayuda de nuestro compañero Benjamín Cutillas que trabajo el blog sobre la Muralla Púnica de Cartagena.

Como hemos podido ver, la casa romana, y en concreto las casas romanas de Carthago Nova, se caracterizan por disponer todas sus salas en torno a un atrio o un peristilo que conecta todas las habitaciones de la vivienda, que como sucede en la Casa de la Fortuna puede no estar a cielo abierto ni poseer un compluvium o un impluvium o como en el caso de la Domus de Salvius si contar con ello.


No obstante en lo referente a la arquitectura doméstica púnica nos enfrentamos a un aspecto poco conocido en la Península Ibérica. Los vestigios de viviendas púnicas en Carthago Nova constituyen uno de los mejores ejemplos, pudiéndose apreciar muy bien el nivel de destrucción que corresponde probablemente a la conquista de Escipión y la toma de la ciudad por Roma.


Casas del Barrio de Aníbal, Cartago.
Foto: C. Wagner
A diferencia de la vivienda romana, que  como vimos ha de edificarse siguiendo unos parámetros espaciales precisos, los espacios de habitación de carácter doméstico de la ciudad de Cartagena se encuentran aterrazados y se adecuan a la difícil topografía de la ciudad con los distintos montes. Los mejores espacios conocidos son los emplazados en la ladera meridional del Monte Sacro, donde encontramos viviendas de época bárquida definidas por seguir patrones púnicos norteafricanos y que encontramos en algunas colonias púnicas de los siglos IV y III a.C. 

Estas se caracterizan por estar realizadas con adobe o mampostería, contar con dos plantas y cubiertas por terrazas planas revestidas por mortero hidráulico, patrones que se heredan del mundo fenicio. A las viviendas se podría acceder por  los dos niveles, bien por la calle inferior a la planta baja, o la superior por la primera planta, siguiendo el modelo de calles aterrazadas. 


Ensamblaje de los elementos de un tejado
según Daremberg-Saglio.
Es aquí donde encontramos la mayor diferencia con respeto a la vivienda de tipo romano, cuya cubierta no se plantea en forma de terrazas sino que se dispone en vertientes de ligera inclinación a dos o cuatro aguas, estando recubiertas tégulas e ímbrices, las tejas que se empleaban para la conducción del agua de lluvia al exterior o a un compluvium.

Junto a estos aspectos, podemos señalar uno más que los últimos trabajos del año 2014 en la plaza de la Merced de Cartagena sacaron a la luz: los restos de una nueva vivienda de la época cartaginesa caracterizada por un gran espacio de almacenamiento destruido, un tipo de espacio que tampoco se aprecia en viviendas como la Casa de la Fortuna.


21/1/15

La decoración de los pavimentos: los mosaicos

La aparición nuevas formas de pavimentación en la Península Ibérica se produce a partir de la llegada en la segunda mitad del s. II a.C. de inmigrantes itálicos que empleaban distintos sistemas en la pavimentación de espacios públicos y privados y que supone un importante cambio en la construcción de los edificios de las ciudades hispanas al aplicar modelos hasta entonces desconocidos.
Mosaico de la Catedral Vieja
Fuente: www.regmurcia.com
La decoración con Opus signinum (s. II a.C.- I d.C.), pavimento de argamasa de cerámica, cal y arena con superficie de teselas incrustadas formando motivos ornamentales es una de las más comunes y de las más discutidas, ya que se ha planteado un origen púnico para este tipo de acabados a raíz de los hallazgos en zonas de Sicilia, Cerdeña y el norte de África, aunque también se ha planteado el origen de esta técnica en el mundo helenístico, siendo adoptada y evolucionando en manos púnicas y difundido posteriormente a Roma.

Inscripción de la Casa de la Fortuna
Fuente: www.regmurcia.com
Los motivos decorativos estarían formados en un primer momento por teselas blancas y posteriormente con blancas y negras, formando desde motivos geométricos sencillos hasta composiciones con cenefas vegetales y animales marinos. Algunas de las formas más comunes son los puntillados de teselas blancas, las crucetas, retículas de rombos, escamas, esvásticas, cuadrados, retículas de cuadrados y de esvásticas, casetones, rombos, rosetas, estrellas de rombos, guirnaldas con hojas y frutos, alegorías e inscripciones, caso este último bien visible en la Casa de la Fortuna mediante la inscripción Fortuna Propitia.

Medallón central de un pavimento de
la sierra Minera de La Unión
La disposición de la decoración permite en muchas ocasiones diferenciar la función de las estancias en que se encuentran, siendo común en el tablinum una planta rectangular con clípeos enmarcados en una orla cuadrangular, mientras que en las cubicula es más común una decoración partida con un panel simple de reticulado de rombos y uno más rico en relación con la antecámara. El ticlinium, por su parte, suele contar con decoración compleja en varios paneles rectangulares yuxtapuestos.

Otros de los tipos decorativos que complementan las estancias serían el Opus Scutulatum, caracterizado por el empleo junto a las teselas de incrustaciones de trozos irregulares de mármol de distintos colores o también la pavimentación de ladrillos y losetas de cerámica en forma de rombo o escamas, más común en zonas termales o templos.

Junto a estos, la utilización de Opus Sectile (s. I-II d.C.), una técnica a base de placas recortadas de mármoles de colores formando composiciones geométricas diversas, tales como hexágonos, triángulos o rombos inscritos en círculos o retículas de cuadrados, constituye otro de los sistemas más comunes de decoración de pavimentos en época romana al que habría que sumar, a partir del s. I d.C., el uso de mosaicos polícromos.

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